Primer texto. David F. Barajas.


No todo lo que es brilla es oro.
Victor Morales. De la serie Dorado NY. 2010.

En el año doce que se antepone al segundo milenio, el soporte popular entre creadores y creativos es la fotografía, específicamente, la digital. Será acaso por lo económico del instrumento, porque se requiere apenas un mínimo de alfabetización para manipularlo, porque hasta por accidente llega a manos de muchos, porque viene de “pilón” en los teléfonos, tabletas, computadoras, en el cereal y en casi todo, porque es el mórbido motor de las redes sociales virtuales, porque además sirve de accesorio, de juguete, de pisapapeles, porque da sentido de pertenencia, de poder…
En este contexto, es fácil deducir que la gran mayoría de las imágenes creadas fotográficamente son sólo memorias ajenas a un discurso artístico, incluyendo por supuesto, muchas de aquellos fotógrafos bien inmersos en este oficio. Esta infinita e incontrolable producción, que además es reproducible y de rápida difusión (viral), provoca una disolución de la fotografía como proyecto ante la fotografía trivial.
DORADO N.Y., proyecto de Víctor Morales G., es un caso peculiar en donde las fotografías se muestran en el límite de lo que pudiéramos denominar fotografías de turista, de esas que ya mencionaba que se producen a millones -compulsiva y descuidadamente- a diario. Sin embargo pertenece y permanece en el plano de lo discursivo, de lo complejo, de lo artístico. Una propuesta que encuentra en su aparente austeridad un sentido subversivo. Una estrategia implícita en sus elementos y encuadres simples, convencionales, que obligan a iniciar su lectura desde ese punto,  con los mismos ojos con que se miran los -casi desaparecidos- álbumes familiares.
Cada una de las imágenes pertenecientes a este simple pero ingenioso proyecto demuestran de manera precisa la individualidad del sujeto detrás de la cámara que incluye y excluye caprichosamente lo que le place. Escenas protagonizadas por cabelleras doradas que se sospechan fetiches dentro de un contexto urbano, cotidiano, donde parece no importar si son turistas o inmigrantes, mucho menos la expresión de sus rostros, ni su clase social, ni el resto del atuendo. No importa nada, sólo los detalles morbosos y la interacción aleatoria entre los personajes lisótricos, cinótricos, ulótricos… todos dorados.
Sin embargo pudiéramos también considerar lo contrario, un proyecto en el que el autor se autoexcluye para da voz a la mirada de mujeres con características en común.
¿Qué será eso que miran las adolescentes güeras en la ciudad de Nueva York?
Miran muchas cosas, algunas nada. Imposible saberlo a ciencia cierta. Aunque si inspeccionamos sobre otras fotografías análogas como “Dorado Distrito Federal No. 1” o la “No. 2” o “Ale Alonso” o “No recuerdo nada” o “Concierto” o “Laura en el elevador” o cada una de las nueve páginas que el autor exhibe en “flickr” o en “Facebook”, o toda su producción propagada negligentemente en la web, podríamos dudar o acaso invalidar todo lo dicho anteriormente para reducirlo simplemente a un proyecto espontaneo, creativo, personal, honesto, un proyecto de esos casi disueltos entre el amasijo de imágenes resultado de la popularización actual de este soporte: la fotografía.

3 comentarios:

  1. Gracias David.
    Te artículo es ágil y agudo. Haces que el lector se asome al umbral de las zonas polémicas de la obra. Dejas espacio para la duda (el título mismo introduce una nota de suspicacia). En general es un texto que cuestiona a la fotografía. Me parece muy acertada esa alusión que haces a la fotografía de turista. Creo que hay mucho de eso en el proyecto de Víctor Morales, aun cuando esto no lo descalifique a priori como proyecto artístico. De todas formas creo que uno de los imperativos de una crítica de las representaciones fotográficas es llamar la atención sobre la ambigüedad de la fotografía ante el arte.
    Logras leer el proyecto fotográfico desde una posición externa, sin perder la conexión con la obra. Tu texto no tiene la sensualidad de otros escritos que se han presentado en el taller, pero a cambio ofrece una sensación de objetividad que refuerza la confianza del lector en el discurso crítico.
    Señalé un par de detalles en tu artículo: La primera frase me parece demasiado rebuscada. Hay mejores maneras de decir que estamos en el 2012. La frase "porque viene de pilón" quiero guardarla para cuando hagamos un análisis más detenido de los recursos retóricos de cada participante en el taller. En ese sentido, también es interesante el uso que haces de la palabra "güera", que aquí suena con un tono irónico y levemente despectivo.
    Sugiero "inspeccionamos otras fotografías"en lugar de "inspeccionamos sobre otras fotografías".

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  2. El comentario de Juan Antonio, junto con el texto de David, me recuerdan las fotografías de Garry Winogrand que tienen mucho de "turistico", sobre todo en la serie The Animals. También hizo una serie titulada Women are Beautiful, que serviría muy bien como referente para este proyecto de Victor Morales, por esa centralidad de la figura femenina en el espacio urbano y ese discurso sobre la belleza, el deseo y la mirada.

    http://susan-fama.blogspot.mx/2011/07/thats-it.html

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  3. Ahora que leo este texto de David, y sumando referentes a la lista, comienzo a pensar en Martin Parr y su mirada detectivezca sobre el tema del turismo o más bien sobre "la mirada fotográfica del turista" , que hace una crítica cruda y lúdica a la vez sobre ese intercambio/choque llamado turismo.

    También me parece interesante la mención que hace David sobre el soporte ya que al igual que él lo considero muy importante a la hora de exhibir y leer una obra... Lo que me pregunto es si en realidad todas las obras deberian de estar en la web... ¿comó nos enfrentamos a una obra que no esta diseñada para la web, pero se exhibe allí? ¿Imaginándonos su contexto original? y si esta obra está en varios lugares ¿cúal es el original?, ¿Y qué pasa con la obras que sí estan diseñadas para la web?

    Pienso que cuando se trata de difusión puede hacer algún "bien" a la obra (o más bien al autor)... pero se puede llegar perder en ese "amasijo de imágenes".

    La "Transmedia" en el arte... o el arte en el "Transmedia", pero es algo de tomar en cuenta en esta época.

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