Primer texto. Carolina Bello.


El perfume N. Y.

Ahora olía que ella era un ser humano, olía el sudor de sus axilas, la grasa de sus cabellos, el olor a pescado de su sexo y lo olía con el mayor placer. Su sudor era tan fresco como la brisa marina, el sebo de sus cabellos, tan dulce como el aceite de nuez, su sexo olía como un ramo de nenúfares, su piel, como la flor del albaricoque... y la combinación de estos elementos producía un perfume tan rico, tan equilibrado, tan fascinante, [...] Era la belleza pura.” (Patrick Süskind. El Perfume)

Dorado N.Y. Victor Morales

Victor Morales. De la serie Dorado NY. 2010 

Cuando vi por primera vez este ensayo, la conexión que realicé entre éste, el libro de Patrick Süskind “El Perfume” y la película del libro, fue casi inmediata. Lo cual me hizo enfrentarme ante esta serie de escenas, como si fuese Grenouille (protagonista de la historia) e imaginarme a Victor Morales como si también lo fuese: acechando a estas mujeres con su cámara , quienes quizá ni siquiera percibieron su presencia. La cercanía ante el sujeto fotografiado me provoca sentirlo y hasta casi olerlo; esta proximidad me refiere a un sentimiento de deseo, explícito no solamente por la cercanía, sino también por lo representado.
En nuestro contexto, el cabello rubio, forma parte de nuestro imaginario, como elemento estereotipo que refiere al éxito, al poder, al dinero; y sobre todo, al ideal de belleza. Estas evocaciones en Dorado N.Y, son tan fuertes, que hacen que ni siquiera me interese en el rostro que hay detrás de esas cabelleras. Locual me recuerda a esos maniquíes con pelucas que exhiben en los salones de belleza, donde los rostros blancos e invisibles son solo una excusa; lo que a su vez me hace pensar en la la convención social de “las rubias”, vistas solamente como objeto de deseo (la afirmación de que “las rubias son huecas”, se ha convertido casi en una doctrina).
La serialización y la instantaneidad, también son elementos claves que sugestionan del tema de este ensayo fotográfico; sugieren sutilmente el consumo, la globalización, lo superficial y lo masivo. Tal vez sea un asociación un tanto trillada, pero todo esto me provoca recordar a las famosas muñecas Barbie, iconos de la belleza, personajes inolvidables.
Por otro lado, a pesar de la poca importancia que el fondo de estas cabelleras aparenta tener, inevitablemente la serie me hace ubicarme en un espacio determinado. Confieso nunca haber estado en New York, sin embargo (gracias a Hollywood) la imagen que poseo de esta ciudad es exactamente la que Victor Morales me bosqueja en sus desenfoques: tiendas, parques de diversiones, carreteras anchas, los pórticos de las casas de Brooklin y la plazoleta de alguna universidad. (Sinceramente esto me asusta: ¿hasta qué punto le habremos dado derecho a la imagen de que construya la verdad absoluta, en este caso, de un espacio determinado)
Todo en esta serie me parece confabular en pos de la construcción de un sutil y poético comentario sobre el estereotipo femenino norteamericano, visto desde una perspectiva masculina. Sin embargo, me parece fascinante la forma en que se aborda este tema y la invitación que nos hace el fotógrafo a ser parte de la acción, a convertirnos en ese sujeto que, de alguna forma, acecha a estas mujeres; quizá eso es lo que provoca que cuando observo las fotografías me surga la extraña sensación de que alguien podría estar tras de mi.

3 comentarios:

  1. Hola Juan! Olvidaste introducir el título de mi texto: El Perfume NY. No se si fue por algún motivo en especial.Gracias, Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Carolina.
    La alusión a El perfume es muy sugerente y transmite mucha sensualidad al texto, destacando otras posibilidades para una lectura del proyecto de Víctor Morales como propuesta estético-erótica.
    Me llama la atención que, a diferencia de otras lecturas, la tuya no te posiciona a distancia de los sujetos fotografiados, sino más bien en una "cercanía". Esa correlación entre cercanía y lejanía me recuerda el concepto de "aura", como algo que también se puede asociar con el deseo.
    También es interesante que,según tu artículo, la necesidad de ver los rostros de esas mujeres se convierte en algo secundario.
    Subrayo las diferencias entre tu interpretación y la que hacen otros compañeros porque me interesa destacar que ninguna de las interpretaciones tiene un valor absoluto. En realidad ninguna de las interpretaciones del tema vale por sí misma. Dentro de lo que estamos viendo como "momentos" del discurso crítico, la interpretación se mueve en un rango de libertad bastante abierto respecto al tema interpretado. Esa libertad estaría acotada por la necesidad de coherencia de tus argumentos y por la necesidad de verosimilitud en tu discurso. Pero estoy casi convencido de que es desde el propio texto que se producen las condiciones de esa verosimilitud.Eso hace que sea tan verosímil una cierta indiferencia ante la ausencia de rostros como una reacción de ansiedad o curiosidad. En ese sentido, creo que no todo se justifica simplemente con el argumento de la polisemia de la fotografía. En todo caso, diría que dicha polisemia no es necesariamente una cualidad del signo, sino un efecto producido desde el discurso que interpreta al signo.
    Por ahí tenemos un tema para seguir discutiendo.
    En cuanto a la redacción de tu texto, te hice algunos señalamientos.
    En especial me interesa que revises la sintaxis de esta frase: "también son elementos claves que sugestionan del tema". También te recuerdo que debes poner ambos signos en las frases interrogativas.

    ResponderEliminar
  3. Entre descripción e interpretación, el ensayo de Carolina Bello indaga sobre la posibilidad más incisiva de la obra de Víctor Morales: la incomodidad punzante del placer en el acecho. En el primer texto (primera lección) del Seminario, se expone: “El arte parece proveer de un contexto alternativo para la vivencia”; esto último parecería señalar el anclaje entre la experiencia de fruición de la obra y la sugestiva asociación a “El Perfume”.
    La estructura del ensayo asume desde el inicio un posicionamiento fuerte y explícito de la autora, sugiriendo su inmediata correspondencia (de carácter especulativo intuyo!) con el texto de P. Süskind. La escritura se desarrolla de manera dinámica y atractiva en el despliegue de la asociación pero, sin embargo, marca su punto distintivo al pasar de la sugerencia entre cercanía y acecho a la significación en lo representado. El primer párrafo permite asociar para, luego, prometer un mayor compromiso hacia el perfil cultural de la autora.
    El desarrollo del texto continúa problematizando alrededor de la sensualidad de/en la forma pero dirigiendo su lectura hacia niveles de mayor complejidad: propone una lectura de recuperación de significados y de identificación de referentes.
    -Cabello rubio / Rostro / Maniquíes / “Las rubias son huecas” / Famosas muñecas Barbie
    Eventualmente, la autora luego de acudir a una pregunta coyuntural para una política de la mirada y de la imagen, arriba a una última paradoja al saberse entre un “poético comentario sobre el estereotipo femenino norteamericano” y un espacio para el acecho imaginario. Arriesga, entonces, el perfil psicológico de quién pudiera volverse acechado, dejando en el espectador una nueva cuota de incomodidad gozosa a acompañar para una nueva aproximación a la obra.

    ResponderEliminar